CAPITULO I
Tengo un problema bastante grave, en mis cuarenta años de vida no he encontrado a la persona indicada para compartir mi soledad.
O lo que es peor aún, tal vez la encontré muy joven y la dejé pasar.
Hoy con estas cuarenta primaveras a la rastra, se me hace muy difícil seguir respirando, estoy llena de tristeza y melancolía por aquel pasado intempestuoso en el que dejé mi juventud en caprichos y demasiada vanidad.
Si, vanidad, el peor de todos los castigos, ya que la gente no se te acerca por el contenido, sino por la forma, por la apariencia.
Muchos podrán interrogar si alguna vez amé realmente, y podría contestar que sí, aunque no viene al caso que sentía yo, sino los demás por mí.
Ahora postrada en mi cama, La espero, solo quisiera sentir su abrazo compasivo, que me demuestre que aun así, nunca nadie tendrá, ni sentirá lástima por mí.
La hora me está llegando, ya me voy al infierno, pero conmigo voy a arrastrar a todos aquellos que en mi vida se rieron de mi inocencia, me pagarán toda la vida de joven y de vieja madura que no pude disfrutar.
Ellos sentirán el peso de mi venganza... yo lo aseguro. Mi mal no será en vano, como tampoco la muerte por infección.
En una sucia y fría cama de hospital público, Aída espera a la Muerte, sabe que tampoco ella sentirá compasión por un cuerpo desgastado por todos los maltratos dados en una vida llena de excesos y drogas.
No se arrepiente de haber pasado una vida tan promiscua, ni tan sufrida, ni tan “tirada a la basura” como le dijo su madre la última vez que la vio, allá por el año 81, cuando le juró que prefería enterrar viva a su hija que conservar el horrible recuerdo que le estaba dejando en aquel deplorable estado.
Aquella irrevocable decisión de su madre, llena de dolor, le hizo comprender que ya no la volvería a ver. Sin embargo, la desafiante petulancia de Aída le hacía creer que no necesitaba más que su persona, que nadie valía tanto en su vida como ella misma y que “las personas iban y venían, sin que nadie muriera por ello”
..........................................................(continuará...)
8 comentarios:
el problema de aída, sería que se arrepintiese!
saludos
Atenea preciosa! Esa soledad, se cura estando cerca de aquellos que te quieren. Cuando queremos vivir en pareja pensamos que siempre abrá la misma entrega y amor para siempre jamás, pero la realidad es que siempre uno de los dos se hace a la vida comoda y se olvida de esos detalles que tanta felicidad nos traen.
¡Te mando un abrazo grande, grande, y un beso lleno de amor y amistad!
pero qué lindo!
una nueva historia de sangre, traición y venganza
espero la continuación!
Alamiercole... Fuerte historia, no nos dejes con las ganas.
Besote
Un problema muy real que pasa a cualquier edad. Pero se ve que cuando nos acercamos a la transicion de la vida nos ponemos más meláncolicos..
quiero saber como sigue..
luchará, saldrá de su neurosis solitaria, buscara adentro de si un lugar de placer para poder mostrarse entre pares..huirá a Turquia ..se encerrará en una habitación a escribir poemas en una pared rota??¿?¿?¿?¿
besosss feliz dia mujer hermosa!!
terriblemente bueno, crudo, me encanta!!!
espero la continuacion ansioso!!!
Una mujer muy sufrida, que culpa a los demas... me parece una egoista. Ahora se siente sola y esta llena de bronca, pero me parece que en sus años anteriores no hizo nada para cambiar lo que le deparaba el futuro.
Es muy cierto lo que dice Carla, Aída ha sido muy egoísta en su juventud, pero hubo un quiebre en su vida, tal vez demasiado tarde... Pero bueno no les comento más porque no puedo, aparece en los siguientes capítulos!
Muchas gracias a todos por los comentarios! Espero no defraudarlos!
Besos
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