Bienvenidos a Trazos de Letras

**Bienvenidos a este rincón del Universo creado para la distraer la mente con lo que sea... Con palabras ajenas, con palabras propias, con comentarios al pasar, con quejas detenidas...Que sea éste, un espacio para el intercambio, un lugar de encuentro con amigos, un café donde escuchar la lluvia caer por la ventana o un hombro en donde poder descanzar la aturdida cabeza conflictuada...No se pide nada a cambio, pasen y vean (o lean); la entrada es libre y gratuita...**


miércoles, 2 de diciembre de 2009

Dubitación



¿Qué habría pasado?


La tensión sexual se había mantenido durante años. Eran muy buenos amigos, por elección. Porque no quedaba otra.
Él había estado de novio mientras ella lo admiraba en secreto. Ella se puso de novia, justo semanas antes de que él la llamara para contarle que había roto con la suya para siempre...

 Habían pasado más de cinco años, de aquel beso prohibido, que había quedado solo en eso. En la certeza de que eran más que amigos y a la vez solo amigos.
Entre ellos solo hubo un beso y nada más. La efímera fracción de cinco segundos condensados en sus mentes durante el gotear concomitante de los cinco años transcurridos.


-¿Qué habría pasado?


Una y mil veces se lo preguntaba, coqueteando en sus fantasías, cálidas escenas de amor junto a incursiones furtivas y secretas.


Cierto es que en esos cinco años, tuvo la oportunidad de descubrir qué pasaba al otro lado de su mente. Aquella noche, cuando él finalmente la invitó a tomar algo, "porque sino no vamos a salir nunca". ¿Qué habría pasado? Si entre esa última frase pronunciada por su boca juvenil y el palpitar terriblemente audible del segundero del reloj, no  hubiese mediado el temor y la duda por aceptar la invitación, a sabiendas de que a la mañana siguiente su novio la pasaría a buscar para ir a comer, a sabiendas de que era algo prohibido...
-¿Qué habría pasado? Si olvidando la culpa no hubiese levantando el tubo telefónico para deshacer aquellas palabras, que habían costado cinco años en hacerse verbo...


Aún hoy, se llaman y son amigos. El secreto se conservará entre ellos, como un sueño, como algo nunca dicho, como algo que nunca ocurrió.
Aunque ambos se preguntan aún, ¿qué habría pasado?

miércoles, 14 de octubre de 2009

Día de la Raza

América no se llamaba así en 1492. Había sido poblada hacía unos 30.000 años. Los primeros habitantes de este inmenso continente llegaron desde Asia y desde Oceanía en oleadas sucesivas, los primeros desde el norte, los segundos por el sur.

Para 1492 se habían desarrollado formas variadas de organización social. Había sociedades urbanas con grandes y bellas ciudades, como la de los aztecas, en el valle central de México, y la de los incas, en los Andes centrales. La cultura maya, que se había extendido por la península de Yucatán, ya había desaparecido misteriosamente.
Entre los desarrollos culturales de estas grandes civilizaciones podemos citar, los conocimientos científicos de los mayas quienes lograron establecer el calendario solar de 365 días, por mencionar solo un ejemplo.
Los aztecas, por su parte, fundaron la que llegaría a ser la ciudad más grande y poblada del mundo de aquella época: Tenochtitlán. Vivían de la guerra y de los tributos que los pueblos vencidos se veían obligados a pagarles.
Los incas crearon un imperio que llegó a ocupar gran parte de los actuales países de Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Fueron grandes guerreros, agricultores, artesanos y arquitectos que aplicaron a sus ciudades ingeniosos sistemas de riego y defensa.
Como ocurría en Europa por aquel entonces, otros pueblos tenían otro grado de desarrollo vinculado a las condiciones de su región y sus necesidades, y eran cazadores- recolectores .(1)



Pero todo cambió de repente, cuando un grupo de expedicionarios españoles, buscando una ruta hacia la India se topó con las tierras americanas. Este suceso es el motivo por el que hoy estamos aquí reunidos para recordar, y por qué no, para criticar y reflexionar sobre este hecho fundamental que innegablemente cambió nuestra historia para siempre.
Repasar esa fecha nos hace reflexionar sobre un momento bisagra de la historia mundial. A partir del 12 de octubre de 1492, el mundo pasó a ser diferente, tanto para los conquistadores, como para los conquistados. Desde el arribo de Colón a América ya nada volvería a ser como antes.

A distancia podemos discutir varias cuestiones sobre qué significa este día en nuestras vidas y qué sentido debemos darle de ahora en más a este “Día de la raza”. Para empezar entonces, una pregunta obligada debería surgir en nuestras mentes. ¿Qué es esto de la raza?
Hace tiempo que esta conmemoración denominada de esta forma, es cuestionada, ya que la palabra “Raza” se vincula con linaje, pureza de sangre, denota clasificación de grupos que se distinguen, en función de una errónea superioridad de unos sobre otros.
Ahora entonces ¿Es posible recordar el día de la raza? ¿Cuál sería nuestra raza? ¿La de los pueblos colonizados que sembraron con su sangre nuestra América y la de sus ancestros? ¿la de los conquistadores españoles?
Ninguna de ellas se corresponde con nuestra realidad.
Por eso, está en nosotros el repensar la historia desde nuestra propia mirada y recordar esta fecha en toda su dimensión. Hoy a 517 años, es preciso saber que el mal llamado descubrimiento de América, no fue un descubrimiento, no para los pueblos originarios, no para los antiguos habitantes de esta tierra, quienes ya vivían aquí hace miles de años.
Preferible es entonces recordar este día como el día del encuentro de dos culturas diferentes, cada una con sus creencias y su forma de vivir.
Innegable es que la Conquista de América fue sangrienta y que muchísimas vidas se perdieron por no poder aceptar al otro, por no aceptar que la diferencia también puede ser constructiva y valiosa. Pero por otro lado, tampoco podemos negar que nosotros somos hijos de esa mezcla entre esas dos culturas. Somos producto del mestizaje entre los conquistadores, los pueblos originarios y los pueblos africanos que llegaron a América como esclavos.
Recordar la conquista de América, supone entender a ésta en toda su complejidad, en la posibilidad de revisar la historia, de la cual debemos aprender, para no volver a cometer los errores del pasado.
Debemos aprender a convivir en una sociedad plural, en la que todos y cada uno de nosotros sea considerado y respetado, más allá de su origen o su religión. Más allá de su ideología o su color de piel.
Es hora de que aprendamos a valorar al otro y de entender que es a partir de la diferencia que podemos construir una sociedad mejor.
Es hora de que comprendamos que la discriminación y la segregación solo conducen a la desunión y a que otros pueblos nos dominen.
Es por eso, que hoy nos toca a nosotros seguir construyendo la historia.
Es nuestra la responsabilidad de luchar por una América unida y fraterna.
Una América libre y plural donde todas las voces tengan su lugar; donde todos los derechos sean respetados; donde todos los reclamos, sobre todo los de los pueblos originarios que hoy claman porque no les quiten sus tierras, sean escuchados.
Atenea Kamet

(1) Felipe Pigna, Los mitos de la historia argentina, Buenos Aires, 2008, Ed. Norma

viernes, 11 de septiembre de 2009

DIARIO DE VIAJE


Muchas veces un viaje puede representar la posibilidad de trasladar nuestros problemas a otro ámbito diferente, alejado de la rutina; otras veces, se convierte en una agotadora carrera de salidas nocturnas en las que difícilmente uno pueda conectarse con el paisaje y su armonía. No obstante, en algunas oportunidades, el mismo aire cargado de sonidos susurrantes, el cielo dibujado y la calma vertiginosa que inspira atravesarlos, nos hace trasladar de nuevo al más recóndito rincón de nuestro ser, a ese, al cual muchas veces no escuchamos por el apuro de la vida moderna…


Nuestro punto de partida es el aeropuerto Jorge Newbery, lugar que solo había conocido a través de diarios, revistas y culebrones de la tv, aquellos en los cuales siempre, uno de los dos amantes, decide tras un breve impulso arrollador, correr detrás de la felicidad que está a punto de partir lejos.

¿Por qué un viaje en avión?

Bueno, en primer lugar, porque aunque parezca mentira, es más barato (sí, sí barato, ¡no económico! Desprendámonos de las caretas del lenguaje, ese que dice que económico, es más chic que “barato”… barato es para los grasas ¿no?).

En segundo lugar, y no por ello menos importante, el tiempo que se demora en arribar, sobre todo cuando no se poseen demasiados días de descanso.

Adrenalina, emoción, inquietud y un poco de miedo, por qué no, se mezclan en el despegue. Luego, calma absoluta. Felicidad. Obnubilación. Enajenamiento visual. Imposible descripción de lo que los ojos admiran. Ni siquiera el fiel retrato fotográfico puede hacer justicia. Fascinación. Heaven, I´m the heaven…

Y por fin, luego de dos horas, llegamos a la ciudad de Salta, la linda, la que todo argentino por obligación debería conocer, antes que Florianopolis, antes de planear su viaje por el exterior… ¿será que aún no somos conscientes de la belleza que alberga nuestro territorio? ¿Por qué será que a veces preferimos lo extraño, lo de afuera, como superior, de mayor calidad que lo nuestro?

Nuestro punto de partida fue Salta, la intención, recorrer todo el NOA. No hubo tiempo, por eso, el comienzo en la capital de la provincia de mismo nombre. ¿Nuestro fin? No hay un fin, hay solo un inicio, un viaje que se construye juntos, ahora un viaje literario en el que los trazos de letras recortan paisajes, espacios, lugares. Es distinto, es verdad, pero creo que vale la pena, será un camino donde tal vez, haya más espacio para la reflexión, para el comentario y por qué no, para la teoría literaria. Están todos invitados, espero que les guste, y sino, saben, pueden decirlo, todo comentario es bienvenido.

Solo una cosita más por hoy, una confesión si se quiere: yo no soy de los que pretenden lo foráneo mejor, siempre mejor que lo nuestro (en cine, en industria, en cultura, etc, etc), pero debo sincerarme con ustedes, no hace mucho que descubrí estos paisajes, y, si bien es verdad que viajé por nuestro país, nunca pensé como posible lugar de vacaciones, el NOA, el noroeste argentino. No sabía de sus tierras, de sus sabores, no sabía de su cultura ni de su encanto. Encanto con el cual me tropecé por casualidad, al ver fotografías de amigos. De ahí en más quedé enamorada, perdida por su gente, por su pueblo. De allí que todo el año solo pensé en llegar, en recorrer esos lugares, que hoy los invito a recorrer, junto a mi diario de viaje. Súbanse, que no se van a arrepentir…

jueves, 2 de julio de 2009

Instantes de Buenos Aires

7.40 de la mañana. Frío. Espero al 106 frente a plaza San Martín. LLega lleno, no hay lugar para viajar sentado, aunque tampoco para viajar parado.
Logro traspasar la maraña viviente que separa el colectivo en dos.
Me detengo justo al lado de la puerta del medio, del lado de los asientos dobles.
Puedo respirar. Por fin.
Una mujer peina con esmero a su pequeña hija de quizás seis, quizás siete años, mientras su hermano observa distraído por la ventana. Viajan sentados, ajenos a la vorágine que a escasos metros, centímetros, perturba el ambiente.
El peine recorre el suave y aterciopelado cabello azabache, dividido en dos grandes mechones que constrastan con el blanco guardapolvo.
La niña permanece inmóvil; su madre amaga en varias ocasiones con recoger el pelo en una cola. Continúa peinando y acariciando el negro manojo como si en ese efímero trabajo se fugara toda su vida.
De pronto, la amena evaluación comienza:
-¿dos por dos?
-cuatro- responde la pequeña
-¿dos por cinco?
-diez
-¿dos por... ocho?
-dieciseis...
El vaivén del frenético cepillo recorre una vez más los campos renegridos
-mmm ¿dos por... nueve?
-dieciocho.
No puedo evitar deleitarme con esta escena. No puedo evitar disfrutar el momento.
La mujer mira su reloj. Culmina su tarea. -Vamos- señala.
Tocan el timbre y bajan rápido; que se hace tarde para ir a la escuela.

martes, 9 de junio de 2009

EL DE VENIR

Líquido viscoso
Espeso.
Los hombres creen
nadar (y)
[solo] permanecen
en la superficie
[otros] permanecen
en la profundidad
............................

¡Despierta
del letargo!
¡Quiero llegar!
La oscuridad
se aclara.

Los hombres creen
nada. (y)
la permanencia
no explica
el sentido.
[muchos] caminan
sobre el agua (...)
En la profundidad
comienza el remolino.
...............................

Agua cristalina
limpia,
los hombres creen
el cambio
Es posible.

miércoles, 3 de junio de 2009

Gris mañana bonaerense


El día está nublado. Gris mañana bonaerense.
El cantar de los pequeños gorriones apenas se oye
tras el incansable ruido de los motores de la avenida.
Gris y más gris.
Un poco de melancolía.
Ni siquiera la lluvia se atreve a interponerse
en esta triste mañana gris.
(17 de Mayo de 1999)

lunes, 6 de abril de 2009

Secuela Vengativa (Final)

Antes que nada, perdón por la tardanza, un par de problemas "computacionales" me impidieron subir la última entrega de esta historia. Espero que aún así se entienda la historia... Muchas gracias a todos, besos.

CAPITULO VI
Mauricio Pineda corre contrarreloj, como si pudiera advertir el final...
Llega allí, donde Aída conoce el Infierno en vida.
Ya no hay caso, discuten los médicos... es sólo cuestión de minutos... piensan y un gemido se oye detrás de la cortina...
- Mauricio... Mauricio- delira Aída, -no me perdonaste...y ya no puedo aguantar más... Te amo- suspira, y decide morir...
-¡¡¡Aída no!!!!!- Grita Mauricio, cuando todo ya ha acabado...


EPÍLOGO
Mauricio muere de bronca... La cobardía de su juventud ha llevado a la muerte a aquella vanidosa, intempestiva mujer, a aquella única a la que le dijo - te amo- Siente que la ira que sintió por ella ha sido demasiada para su vida y nunca se perdonará haberla abandonado en la calle sin su amor..

Dicen que murió de infección... Mas él sabe que murió por dentro, él sabe que no fue muerte sino suicidio, sabe que su fuerza era capaz de levantar un edificio pero sabe que el corazón de una madre, no puede aguantar trece años de dolor...

Nunca se perdonará haberse vengado de ella... ¿Porque tanto odio si tanto la amaba?
Nunca podrá mirar a los ojos nuevamente a Aída, su pequeña, quien nunca conocerá a su verdadera madre...
Dicen que murió de infección... Más él sabe que murió por él... Y por eso... en un último gesto de amor hacia ella, que todo lo dio por él... Decidió acompañarla al infierno.

jueves, 26 de marzo de 2009

Secuela Vengativa (Cap. IV y V)



CAPITULO IV
Temprano por la mañana parte hacia Buenos aires en el primer vuelo de Aerolíneas, recorre San Telmo y algo le dice que Aída verdaderamente ha caído enferma... Averigua sobre su paradero... nadie sabe nada de ella en el barrio.
Desesperado por su viejo amor, corre sin dirección en su búsqueda... Vuelve a recordar lugares, olores y la humedad de aquel pasado que nunca hubiese querido volver a recorrer.

Por un momento, como reaccionando, trata de recobrar la cordura y plantearse qué es lo que hace en Buenos Aires, buscando desesperadamente a una vieja puta que frecuentó en su juventud olvidada...
Sabe que del otro lado del mar, una pequeña de trece años y una dulce y bella mujer aguardan su regreso y se siente miserable por estar en aquel inmundo suburbio.
Sin embargo, aquella adicción vuelve a tomarlo por sorpresa y vuelve a envenenarlo del deseo de volver a verla...
Es una locura y lo sabe... Pero volvería una y mil veces a perder la cabeza por ella.
En el último grito desgarrador de dolor acude a La Cantina, donde lamentablemente presiente... sabrán algo de su ser: -no la hemos vuelto a ver desde que contrajo SIDA, ha huido del mundo como una rata y ya no es la que era - advierte el viejo y gordo cantinero baboso que nunca pudo poseerla...
-Esa mina se perdió más de lo que estaba, pero si todavía querés rendir alguna cuenta... Me han dicho que está en el Montes de Oca.


CAPITULO V
Ya no es capaz de salir de paseo por el parque... la enfermedad está en su etapa final... Solo espera la llegada de la maldita muerte que se rehusa a salvarla...

Ya no llora, sus ojos secos no son capaz de derramar una sola gota del líquido que tanto acumuló en aquellos años de ciego orgullo.

Ya no reacciona ante la sensibilidad en sus piernas... cansadas de tanta agresión...

Aída ya no vive... Sólo aún respira... Aunque en lo más profundo de su conciencia sabe que bastaría la presencia de él, para que todo mejorara.

Ella ya no quiere vivir, no quiere luchar, su cuerpo ya no quiere sufrir y prefiere esperar impávida la llegada de su hora.

Los médicos ya no saben qué hacer... La depresión en la que ha caído en la última semana la ha deteriorado hasta llevarla al límite que roza con la muerte. No hay cura, ya no es posible hacer nada, piensan los médicos...Aunque las enfermeras creen que él, Mauricio, él sí puede ayudarla...

martes, 24 de marzo de 2009

"LA MEMORIA"



Los viejos amores que no están,
la ilusión de los que perdieron,
todas las promesas que se van,
y los que en cualquier guerra se cayeron.


Todo está guardado en la memoria,
sueño de la vida y de la historia.


El engaño y la complicidad
de los genocidas que están sueltos,
el indulto y el punto final
a las bestias de aquel infierno.


Todo está guardado en la memoria,
sueño de la vida y de la historia.


La memoria despierta para herir
a los pueblos dormidos
que no la dejan vivir
libre como el viento.


Los desaparecidos que se buscan
con el color de sus nacimientos,
el hambre y la abundancia que se juntan,
el mal trato con su mal recuerdo.


Todo está clavado en la memoria,
espina de la vida y de la historia.


Dos mil comerían por un año
con lo que cuesta un minuto militar
Cuántos dejarían de ser esclavos
por el precio de una bomba al mar.


Todo está clavado en la memoria,
espina de la vida y de la historia.


La memoria pincha hasta sangrar,
a los pueblos que la amarran
y no la dejan andar
libre como el viento.


Todos los muertos de la A.M.I.A.
y los de la Embajada de Israel,
el poder secreto de las armas,
la justicia que mira y no ve.


Todo está escondido en la memoria,
refugio de la vida y de la historia.


Fue cuando se callaron las iglesias,
fue cuando el fútbol se lo comió todo,
que los padres palotinos y Angelelli
dejaron su sangre en el lodo.


Todo está escondido en la memoria,
refugio de la vida y de la historia.

La memoria estalla hasta vencer
a los pueblos que la aplastan
y que no la dejan ser
libre como el viento.

La bala a Chico Méndez en Brasil,
150.000 guatemaltecos,
los mineros que enfrentan al fusil,
represión estudiantil en México

Todo está cargado en la memoria,
arma de la vida y de la historia.

América con almas destruidas,
los chicos que mata el escuadrón,
suplicio de Mugica por las villas,
dignidad de Rodolfo Walsh.
Todo está cargado en la memoria,
arma de la vida y de la historia.
La memoria apunta hasta matar
a los pueblos que la callan
y no la dejan volar
libre como el viento.

León Gieco.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Secuela Vengativa (Cap. III)



CAPITULO III
Con el tiempo ha perdido el resentimiento, el ensañamiento que tuvo en un principio, ahora nada le queda, ni nadie... sus tardes, recortadas todas por la misma mano y con el mismo molde, pasan incesantes, para dejar en su boca un gusto agrio de soledad.En su cabeza ya no quedan sueños ni anhelos más que la llegada de aquel glorificante viernes cuando él aparece triunfante deslisándose sobre las delgadas baldosas rojas del corredor que da hacia la derecha a la sala donde Aída espera su llegada.El resto de la semana no le importa, sola, atada a su cama y a vagos recuerdos que en momentos de delirio recorren su vaciada cabeza, se deja, sin dirigir el más leve balbuceó a sus posibles confidentes.-Ya llega, ya llega- se oye detrás de la cortina, -Es Viernes, mi querido Mauricio me visitará, ya lo sé, no importa nada más... me muero... mi vida ha sido tirada a la basura... si sólo pudiera reponer lo que me han robado! Yo sé que me porté muy mal pero no me arrepiento de lo que he hecho, solamente, de ya no poder luchar contra lo que me pasa.La enfermera le avisa que hoy podrá dar un paseo por el Jardín. Rápido, apresurada se pinta frenéticamente los labios de rojo, se baña del más barato de los perfumes y sale a correr, como un perro al que le sacan la correa en la plaza, , una vez que la doctora decide liberarla.Su huida continúa sin reparo hasta atravesar todo el corredor, desembocando en la escalinata trasera del hospital, y al terminar de bajar el último de los escalones, se paraliza, mira las rosas, desconfiada se les acerca, se arrodilla y huele una, con delicada prestancia... una voz susurra a sus oídos, -es él grita, - gira sobre sí misma y se abalanza sobre la hierba.-Mauricio, te amo... Perdoname mi amor... Nunca debí presumir de tu compañía... Sé que fuiste el único que me amó...Abraza fuertemente el árbol, donde con algunas gotas de cordura hace algún tiempo escribió su nombre y no deja de deshacerse en halagos a su amado...-El paseo ha concluido, debes regresar a tu cuarto... -Señala la enfermera...-Mauricio- lo llama desde el sueño liviano... Ven... por favor... y llora sin lagrimas.Casi instantáneamente... Mauricio... oye sus suplicas del otro lado del mundo y despierta gimiendo y sudado, como de una pesadilla.-Algo me dice que debo regresar a Buenos Aires- Se dice, y como amparado por un mágico instinto, se levanta a tomar un café.Toma el teléfono y recuerda una vez más aquel viejo alojamiento de San Telmo, donde conoció a aquella mundana princesa...

jueves, 12 de marzo de 2009

Secuela Vengativa (Cap. II)


CAPITULO II

Muy lejos de su enfermedad, del otro lado del Océano, Mauricio Pineda, recordaba su pasado pasional y su historia de joven adinerado que se había enamorado por primera vez de una muchacha para nada convencional.
Su misma madre la había calificado de “mujer de mundo”, aunque a él poco le importó, en dicho momento, perder su herencia por correr detrás de "un poco más que una prostituta".

Aída nunca había tenido padre. Su madre había quedado embarazada a los trece años y aunque siempre había vivido en la calle, jamás soportó que su hija acabara en la misma vida miserable que ella.
Por eso, una tarde, cuando se enteró de que Mauricio no era el yerno que ella siempre había soñado para su hija sino uno más de una larga lista de clientes, prefirió condenar al odio y al olvido a su hija, que recordar nuevamente, su vida en la vida de su hija.
Nunca volvió a verla.
Aída continuó su relación comercial con Mauricio quien a cambio de ser el único que se deleitara con su delicada belleza, la mantenía.
Sin embargo, Aída nunca fue fiel a su promesa y continuó trabajando solo por la mera ambición de conseguir aún más dinero del que ya le sobraba.
Tiempo después, los negocios de Mauricio lo ubicaron fuera del país por más de diez años... Había decidido rehacer su vida lejos de su pasado.

Trece años después recibió una carta de Aída en el que le imploraba que volviera, que se hallaba internada y que no la dejarían irse... Sus palabras parecían vanas, para él ya nada tenía sentido, él se había casado y ya no regresaría.
- Aída, ¿enferma? No puede ser cierto - se jactó antes de tirar en el cesto de los desperdicios aquel maltrecho sobre que tanto había viajado desde Buenos Aires a Londres.
-¡Cómo pudiste hacerme esto Aída!, yo fui el único que alguna vez te amó realmente en tu vida- gimoteó. Por un instante, su corazón sintió que la herida que había logrado cicatrizar a fuerza de tiempo y distancia, nuevamente se retorcía. Instintivamente como alejar fantasmas, recordó que ella lo había alejado de su lado.
Aída había recorrido una vida llena de placeres y llena de una vanidad sin límites. Su belleza cautivaba a los hombres, quienes darían su vida por tener una única noche para contemplar su beldad insoslayable. No obstante nunca pudo ofrecer tanta hermosura a quien no la quisiera por mero deseo.
Muchas veces, -es cierto- sintió afecto y en hasta algunas ocasiones llegó a sentir cariño por alguno de sus compañeros, mas jamás llegó a deslizarse de sus labios la palabra amor...

Hoy un halo de tristeza supera su fortaleza y la hace romper en llanto por las noches, momento en el que puede desahogarse sin culpas.
En la sala donde Aída espera una ayuda divina o una muerte algo más digna de la que sabe que va a recibir, se encuentran más de doce personas, en distintas situaciones, con diferentes pesares pero ninguno en tan delicada situación.
Sus días casi siempre se revuelcan en la misma secuencia que supera el límite de lo vital y lo infernal: estudios, revisaciones, cócteles de drogas y sufrimientos que siente que, lo único que hacen es ayudarle a perder la dignidad.
La cortina grisácea es su columna vertebral, la que generalmente se halla cerrada para poder aislar su resentimiento del mundo que tan solo pasos de la cama en la que reposa, crea vida y muerte.Sin embargo, ya no se defiende de los ataques de los médicos, ya no siente dolor, ya no piensa en escapar algún día del siniestro infierno en el que se halla sumida, sólo piensa en que mañana nuevamente podrá -si la enfermera se lo permite- volver a pasear por los soleados senderos del verde jardín. Será nuevamente viernes y entonces piensa que -tal vez Mauricio vuelva a visitarla como la semana pasada... Ya no siente el resentimiento del amor, ya no quiere volver a pensar en todos los amantes que tuvo su vida, sólo quiere poder ver a Mauricio, mañana, como todos los viernes desde hace dos años...

viernes, 6 de marzo de 2009

Secuela Vengativa


CAPITULO I

Tengo un problema bastante grave, en mis cuarenta años de vida no he encontrado a la persona indicada para compartir mi soledad.
O lo que es peor aún, tal vez la encontré muy joven y la dejé pasar.
Hoy con estas cuarenta primaveras a la rastra, se me hace muy difícil seguir respirando, estoy llena de tristeza y melancolía por aquel pasado intempestuoso en el que dejé mi juventud en caprichos y demasiada vanidad.
Si, vanidad, el peor de todos los castigos, ya que la gente no se te acerca por el contenido, sino por la forma, por la apariencia.
Muchos podrán interrogar si alguna vez amé realmente, y podría contestar que sí, aunque no viene al caso que sentía yo, sino los demás por mí.
Ahora postrada en mi cama, La espero, solo quisiera sentir su abrazo compasivo, que me demuestre que aun así, nunca nadie tendrá, ni sentirá lástima por mí.

La hora me está llegando, ya me voy al infierno, pero conmigo voy a arrastrar a todos aquellos que en mi vida se rieron de mi inocencia, me pagarán toda la vida de joven y de vieja madura que no pude disfrutar.
Ellos sentirán el peso de mi venganza... yo lo aseguro. Mi mal no será en vano, como tampoco la muerte por infección.

En una sucia y fría cama de hospital público, Aída espera a la Muerte, sabe que tampoco ella sentirá compasión por un cuerpo desgastado por todos los maltratos dados en una vida llena de excesos y drogas.
No se arrepiente de haber pasado una vida tan promiscua, ni tan sufrida, ni tan “tirada a la basura” como le dijo su madre la última vez que la vio, allá por el año 81, cuando le juró que prefería enterrar viva a su hija que conservar el horrible recuerdo que le estaba dejando en aquel deplorable estado.
Aquella irrevocable decisión de su madre, llena de dolor, le hizo comprender que ya no la volvería a ver. Sin embargo, la desafiante petulancia de Aída le hacía creer que no necesitaba más que su persona, que nadie valía tanto en su vida como ella misma y que “las personas iban y venían, sin que nadie muriera por ello”

..........................................................(continuará...)

viernes, 27 de febrero de 2009

Amor profundo

Raquel lo había decidido. Lo quería rubio como el sol, blanco como los campos nevados de febrero, ágil, inteligente, de buen corazón.
Quería que su nariz fuese pequeña, aguileña y sus labios carnosos y rosados, dignos de ser alabados.
Ojos profundos, profundamente azules, color de océano, ese azul, que tiempo atrás la había instado a zarpar buscando un futuro mejor.
Así lo había deseado. Así lo deseaba.
Mientras esperaba en la fila del Banco, pensó debe ser comprensivo, sencillo y siempre debe acompañarme, he pasado mucho tiempo sola, si fuera posible... Ya nunca estaría sola.
Firmó el cheque garabateando figuras que jugaban a ser números y lo entregó.

Nueve meses después, la magia del amor resurgía en su alma. Él había llegado a su vida. Llenaría sus lunas y sus soles de calidez. Ya nunca volvería a sentir la soledad.
Lo besó como jamás lo habían besado y susurró a sus oídos la más bella canción de cuna.

martes, 24 de febrero de 2009


VACÍO

VACIO ES NO PODER DECIR
TODO LO QUE SIENTO
EN ESTE MOMENTO,
VACIO ES NO TENER CORAJE
PARA AFRONTAR QUE
TODO ES UN TORMENTO.
YA NO PUEDO SEGUIR ADELANTE
SIN ACABAR CON ESTE SUFRIMIENTO
QUE SIN QUERER, ME CONSUME EN SOLEDAD.
VACÍO: ¿COMO RENUNCIO A TI, SI YO MISMO
NO ME ENCUENTRO MÁS QUE EN PENUMBRAS?
¿COMO ESCAPAR DE ESTA SOMBRA QUE ME PERSIGUE Y
NO ME DEJA CONCILIAR EL VELO DE MIS TERRORES...?

ME ENCUENTRO VACÍO, Y AÚN MAS TODAVÍA...
VACÍO: ESE ES EL NOMBRE QUE SIN QUERER
HA ENTRADO EN MI VIDA. ¿POR QUÉ TE FUISTE?
¿POR QUÉ TE DEJÉ IR? AHORA TU LUGAR ESTA OCUPADO
Y JURO QUE YO NUNCA LO QUISE ASÍ...
SIN EMBARGO YA NO PUEDO EVADIRLO, ALGUIÉN MAS
ESTÁ AQUÍ.
NO PUDE PROHIBIRLO Y POR ESO ES QUE TERMINARÉ
CON SU AFÁN DE LLENAR MI VIDA.
TU TE HAS IDO, ÉL HA GANADO LA PARTIDA...
PERO NO DE TODO: IRONICAMENTE TERMINARÉ CONTIGO,
TERMINARÉ DE UNA VEZ PARA SIEMPRE
YA NO PODRÁS CONTROLAR MIS PASOS
PORQUE ME IRÉ AL OTRO LADO (...)
AL OTRO LADO,
DEL VACÍO.

lunes, 16 de febrero de 2009

Tristeza del Pueblo Sur


Hacia el sur de la provincia de Buenos Aires, se extiende un pequeño pueblo cuya población no llega a los quinientos habitantes. Este pueblito pasa la mayoría de sus días hundido en una rutinaria vida... Pareciera haberse quedado olvidado en el tiempo.
Muchos de sus pobladores aman su tranquilidad, una de sus principales características.
Sin embargo, sus jóvenes sienten una terrible angustia: tener que marcharse en busca de un destino que les aguarda en la Gran Ciudad.
Tal vez puedan llegar a cumplir sus sueños y algún día vuelvan llenos de alegría y anécdotas para contar a sus familiares. Tal vez regresen; tal vez no...
Cae la tarde y el pueblo llora la partida de sus habitantes, con mucha tristeza en el Pueblo Sur.

jueves, 12 de febrero de 2009

Intriga subterrránea



Todo transcurrió un frío sábado de invierno, en el que Soledad, por fin, había podido convencer a sus amigos y a Paula, su mejor amiga, de que la acompañaran a investigar la antigua mansión del barrio en donde vivían.
Para Soledad, esto era muy importante, ya que lo anhelaba desde hacía tiempo, y aunque había tenido otras oportunidades, ésta era la mejor de todas porque iría en compañía de las dos personas a la que más quería: Paula y el novio de ésta, Alejandro.
Al llegar al tétrico lugar, se encontraron con el resto de sus amigos, quienes decidieron que lo mejor que podían hacer era separarse en pequeños grupos para recorrer la casa.
Esa fue la única excusa que se le ocurrió a la hipócrita Soledad para poder seguir el trayecto de la visita escoltada solamente por Paula.
-Bueno, no te parecería fantástico ir al sótano?-dijo Soledad con una risa sarcástica.
-Sí, puede ser- dijo Paula con tono de duda. -Vos sabes que a mí me da miedo pero si voy con vos no tengo nada que temer, además nos puede acompañar Ale...
-No! dejalo a él que vaya con sus amigos, sino no tiene gracia-dijo Soledad, dando un vistazo a la casa y tratando de convencerla de que debían ir solas.
Paula le dio la razón a su amiga, caminó hacia la puerta de entrada, la traspasó y se dirigió al sótano.
Al entrar se encontraron con un dormitorio azul y blanco con muebles de madera oscura, que apenas se distinguían con la pálida luz roja del atardecer.
-Está anocheciendo, es mejor que nos apuremos- dijo Paula.
-Sí, si, ya nos vamos, le contestó su amiga. -Pero antes necesitamos buscar una vela, una linterna, algo, por las dudas...
Caminaron lentamente a lo largo de los corredores, dirigiéndose a una oficina para obtener algo con que alumbrar. Rápidamente lo encontraron: una vela de color rojo y en anudada con una cinta violeta, que estaba sobre un escritorio junto a otros objetos que también llamaban la atención.
Paula quiso advertirle a Soledad de esas rarezas pero la vela que había sido encendida solo minutos antes, se apagó de repente y en medio de la espesa oscuridad resonó un estremecedor alarido que se ahogó en las penumbras del sótano.
Al oír los gritos, el resto de la expedición corrió al sótano, donde encontraron a Soledad llorando desesperada, que habían matado a su mejor amiga.
Había sangre en los bordes de las alfombras y una barra de hierro tirada al lado del cuerpo sin vida de Paula...


Pasadas un par de semanas, los detectives trataban de esclarecer el crimen, en el cual había muchos sospechosos aunque todos amigos de la víctima.
La más complicada en el caso era Soledad, ya que si bien había sido muy amiga de Paula, era la única con razones para matarla: había estado enamorada de su novio Alejandro, y le tenía mucha envidia, que disfrazaba detrás de su "amistad".
El hecho fue tal, que luego de pericias y contrapericias, los investigadores la acusaron de ser la principal implicada en el caso. Sin embargo ella repetía hasta el hartazgo su inocencia.
Transcurrido un mes de averiguaciones, se procedió a llevar a cabo el juicio, en el que solo un milagro podía salvar a Soledad de largos y penosos años de cárcel, porque nadie tenía una razón para dudar de que ella fuera la asesina.
Luego de todo el proceso, solo faltaba la opinión del jurado, que casi con seguridad, la declararía culpable.
Pero de pronto apareció un hombre en la sala, que sin dudas era la única persona que podría salvarla: un anciano bajo, con la cara arrugada y deformada, que admitió haber estado en el lugar del hecho.
Comentó todo lo sucedido. Y declaró la inocencia de Soledad, que nada pudo hacer para salvar a su amiga, del golpe letal recibido en la cabeza.
Este hombre era el dueño de la mansión, que vivía desde hacía varios años, en el sótano, luego de que un fatal accidente le destruyera sus facciones. Él pudo ver y escuchar como Alejandro mataba cruelmente a su novia para poder quedarse en poco tiempo con Soledad.
Al terminar de confesar todo lo sucedido, todos quedaron pálidos y como témpanos de hielo, al darse cuenta de que habían acusado a la persona equivocada.
Alejandro, al ver desenmascarado su siniestro plan, trató de huir, cosa que le fue imposible y en consecuencia fue condenado a veinte años de cárcel.

martes, 3 de febrero de 2009

¡Muchas Gracias!




Estuve ausente por dos semanas, me fui de vacaciones al norte argentino (o como muchos le llaman, el NOA), a descansar de un año largo y complicado. Y mientras viajaba y recorría hermosos lugares llenos de colores, sensaciones, y olores, pensaba en nuevas historias, nuevos relatos para comenzar un nuevo año.


Pensaba en el blog, en lo lindo que fue sumarme a este mundo, al principio recelosa, temerosa de escribir y que otros me lean... ¿Qué loco no? Porque yo escribo hace bastante, desde los 13 años he ido sumando cuentos, borradores, e incluso una novela cajoneada infinitamente. He ido a talleres literarios, pero nunca, había salido de la lectura a las apuradas por un par de amigos íntimos.


Y de pronto, me animo, aprieto fuerte los puños, cierro los ojos, y salto...


Primero de manera risueña, casi en broma, pero poco a poco dándome cuenta, que alguien más que yo podía leerme...


Y me encontré con gente maravillosa, que publica sus textos en internet, que cuenta sus secretos, sus anhelos, sus sentimientos, gente que nos hace reir, o brotar una lágrima con hermosos Trazos de Letras perdidos en un trozo digital que simula ser papel.


Hoy, de nuevo por estos Trazos, quiero expresar mi más profundo agradecimiento a todos aquellos que me impulsaron a seguir en este camino (y que me impulsan), y me dan fuerzas para continuar, para creer en mí misma. Porque como me dijo una vez una amiga, "hay que escribir, hay que sacar lo que se tiene adentro, porque sino, el alma se pudre".


Quiero agradecer a todos los que me dejaron y me dejan comentarios, a los que me leen y a los que me van a leer. Y en especial a REVENIRES DE LA PALABRA y a Galán de Barrio que ambos me han dado ¡un premio!


Revenires, siguiendo el protocolo para premiar, y galán con toda su rebeldía, sin seguirlos, me regalan una sonrisa. ¡Muchísimas gracias a ambos!







miércoles, 14 de enero de 2009

Jaunted Tower (II parte)


Tuve una segunda sensación de que me observaban pero esta vez lo hacían sin que yo pudiera percibir desde dónde, ya que tenía los ojos muy fuertemente cerrados.
Tengo que dejar de ser paranoica, reflexioné, sino me volveré loca.
De a poquito volví a abrir los ojos; la luz se encontraba encendida y la puerta del ascensor abierta, a pesar de que yo no había oído su particular sonido.
El miedo me paralizó. No sabía qué hacer. ¿Qué era lo que me había pasado? ¿Había realmente sucedido o había sido todo producto de mi imaginación?
Decidí no permanecer ni un segundo más en el ascensor. Salí corriendo, tomé mi saco, mi cartera y… Me aterré: la única salida era el ascensor. Debía volver a él. Aún permanecía abierto, como esperándome.
- No quiero, ¡no quiero!- dije al borde del llanto.
Las luces de la oficina empezaron a apagarse una tras otra; cuando quise darme cuenta, el piso se hallaba en completa oscuridad.
Desesperada, corrí al ascensor. Comencé a bajar cuando de pronto me percaté de que yo no lo había ordenado. Inmediatamente después de pensar esto, el ascensor se detuvo. Recordé que debía salir antes de que se iniciara el cierre del edificio. Miré la hora: 7.49.
-No puede ser- grité.
¡Mi reloj tuvo que haberse parado!
Volví a mirarlo con miedo y todo quedó en la oscuridad. No llegué a ver la hora. Tuve la sensación de estar en movimiento.
Fuera de todo control humano, me acurruqué en un rincón y traté de guarecerme de lo que me acechaba.
El pánico se había apoderado de mí y nadie podía oírme. Eran, seguro, más de las ocho.
Lloré hasta perder la razón…


Me desperté con los gritos de mi jefe: - Señorita Wilson, señorita… - Muy bien, veo que tomó al pie de la letra las indicaciones de esta empresa. Ha llegado hoy más temprano que de costumbre, de todos modos no era necesario. Ya no estoy enojado con usted…

No entendía nada, sin embargo mi jefe continuó: - Su horario de entrada es a las 10. ¿Por qué ha llegado tan temprano a la oficina? El personal de limpieza, mejor dicho, el primer empleado que llegó, me avisó que usted ya se estaba aquí cuando él llegó. ¿Salió usted ayer? ¿Le pasa algo?
¿Oficina?, me dije para mí misma. Miré alrededor y noté que me encontraba como había dicho mi jefe, en mi oficina.
-¿qué es todo esto? ¿Qué pasó? ¿Qué pasa? Esto es un sueño. ¡Quiero despertar! Ahhh- grité desgarradoramente.
-No señorita, ¿qué le pasa?- me dijo sacudiéndome con fuerza.
-No puede ser, no…
-Sí señorita, la asciendo a subgerente de la compañía, no quería decírselo de esta forma, pero veo que ya le han ido con el chisme. No es un sueño. Por favor, lávese la cara, es lunes y usted con todo su rostro embadurnado de rimel como si hubiese llorado días enteros. Mire la hora que es y ¡usted en ese estado!
Aturdida, caminé apresuradamente hasta el baño sin entender lo que pasaba. Me lavé la cara y traté de reflexionar: llegué, no había nadie y me quedé dormida, eso es todo. Lo que pasó, no pasó, fue sólo un sueño… Administradora, buen cargo… Cada día estoy más arriba, pensé mientras me acomodaba la ropa al mismo tiempo que advertía con horror las manchas de café sobre mi ropa. Corrí desesperada a buscar mi saco y no lo encontré.
Noté que mi jefe estaba en su oficina, entré y sin mediar otra palabra le grité casi sin voz: -renuncio- Odio este lugar, ¡lo odio! ¡No pienso dejar mi vida en el infierno!
Corrí y subí al ascensor, única salida evidente. Sólo quería… ¿regresar? A Uruguay.
Algo rozó mi pie y al observar no pude contener mi aberración, era mi saco.
Casi en estado de locura total, recordé que nunca ordené al ascensor bajar y lo estaba haciendo.
Sin aliento, quise atreverme a mirar mi reloj, apreté fuerte los puños y miré la hora: 7.49.

sábado, 10 de enero de 2009

Jaunted Tower




Hoy es viernes, me dije a mí misma. Esto alivia mi stress que ya ha subido a niveles exorbitantes esta semana. Concluiré mi trabajo y saldré de este edificio que sólo un maniático con suerte podría haber inventado.
“Antes de irse, deje todo en su sitio”, me gritó el estúpido que tengo por jefe.
Menos mal que los pensamientos no pueden oirse pensé.
-Sí jefe, él escuchó. Y agregó – Recuerde que tiene veinte minutos para terminar, ordenar sus papeles y salir del edificio. Creo que no hace falta que le recuerde algo que a esta altura del partido ya sabe a la perfección: el cerebro técnico de este lugar abre sus puertas automáticamente el lunes a las siete de la mañana y las cierra indefectiblemente a las ocho en punto, de lunes a viernes.
-Sí, ya lo sé muy bien, no por algo hace diez años que trabajo aquí- le subrayé con mi bronca brotando a borbotones en mi voz.
-Bueno, entonces, hasta el lunes- me dijo sin gracia.
Ojalá algún día te pudras encerrado en esta basura que construiste, pensé.
Terminé de guardar los papeles y miré la hora: 7.48. Todavía tengo once minutos, y un minuto más para bajar por el ascensor, me jacté.
Si no fuera por mi puntualidad, tu mundo se habría ido al carajo, volví a pensar…
Es obvio que la única persona capaz de ser tan enfermamente puntual soy yo. Si tuvieras otra empleada, hubiese muerto dentro de esta mugre tecnológica, y ahora estarías preso por inventar esta máquina del infierno.
Qué más da. Traté de tranquilizarme. ¿Para qué seguir quejándome como mula, si este fin de semana la pasaría en mi casa?
¡Por fin lejos de los porteños y de todas sus locuras! ¡Ah, qué alivio!
Bajé dos pisos y me acerqué a la máquina expendedora de café.
Por primera vez, en el silencio que reinaba por ser la única humana dentro del edificio, me sentí observada, y no precisamente por las cámaras de seguridad...
Un escalofrío corrió rápidamente por todo mi cuerpo.
Este café me alejará de la paranoia, pensé.
Vivir en Buenos Aires es elevadamente estresante pero jamás pensé que me volvería paranoica. Todos los porteños están locos y te lo transmiten, sentencié.
Volví a mirar el maldito reloj: 7.49
Subí nuevamente buscar mi abrigo y me disponía a salir del ascensor con mi espumoso café cuando la puerta del ascensor, apenas abierta, volvió a cerrarse sin permitirme descender.
-¡Qué mierda pasa! – grité histérica, derramando el contenido del vaso sobre mi blusa de seda italiana.
Todo quedó a oscuras.
Se habrá cortado la luz… Cerré los ojos muy fuertemente y pensé y rogué a las puteadas que la mierda cerebral accionara las luces de emergencia...


(continuará)


jueves, 8 de enero de 2009

Sonatina

Rubén Darío


La princesa está triste...
¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro;
y en un vaso olvidada se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

-¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor!

lunes, 5 de enero de 2009

¡FELIZ AÑO NUEVO!



Feliz año para todos!
Que el nuevo año que comienza les traiga felicidad, buenos momentos y mucha creatividad!
Espero que el 2009 sea mucho mejor que el año que se fue, y que traiga paz al mundo.
Desde mi humilde lugar, les deseo a todos lo mejor para este año que recién está en pañales!
Besos
Atenea.